Quédate SOLO si quieres conocer a una copy (muy) creativa que te ayude a generar textos persuasivos y a contar la historia de tu marca de manera cautivadora.
Todo ello con copywriting con sentido y super storytelling.
Cuando Adrián pasó por delante, agachó la cabeza.
Escuchó el murmullo de los invitados, mezclado con el tintineo de unas copas que chocaban unas contra otras y se empezó a poner de los nervios.
No se podía creer que ahora estuviera allí. No de esa manera. No desde el otro lado. No solo en calidad de amigo de infancia y excompañero.
Cogió la botella de Hendrick´s que traía para regalar a su excolega y la lanzó contra el cristal del escaparate.
Salió corriendo antes de que la alarma saltara y Daniel distinguiera su silueta doblando el chaflán.
—No pasa nada —dijo el anfitrión dirigiéndose a los músicos—. No dejéis de tocar esos violines que tanto sudor nos han causado. ¡Qué continúe la fiesta!
El grupo siguió tocando y el equipo de la Carpintería Los Artistas secundó al jefe. Bien sabían todos que tallar y modelar un violín era una tarea que requería de un trabajo y de una precisión exquisita.
A pesar del disimulo, Daniel entendió la reacción de su amigo.
Recordó el día en el que decidió abandonar la carpintería que regentaban juntos.
Intentaba convencer a Adrián de que debían invertir y confiar en el talento de especialistas en el campo comercial, de marketing y de la comunicación, que les ayudarían a posicionarse y a vender más.
Ambos estaban de acuerdo en que eran maestros carpinteros, pero Daniel era el único consciente de los dos en que para entrar en el mercado global era esencial contratar a especialistas en otras materias para hacer crecer su negocio.
—Nosotros lo podemos hacer todo, como hemos hecho siempre. Yo publico en redes, todos los días si hace falta; ya lo sabes, le echo mucha imaginación. Y puedo pagar anuncios en Facebook, además de que Santi está acabando de diseñar la web y me la enseña cada vez que coincidimos en el portal —replicaba Adrián para quien “invertir” significaba solo comprar “materia prima”.
—Que no, Adrián, que no podemos acarrear con todo. ¿No ves que lo que hacemos nos agota y apenas ganamos clientes nuevos? Nosotros sabemos trabajar, pero no vender. Bastante tenemos con las compras de material, con la calidad, con los repartos. Ni tú no yo tenemos el tiempo ni la experiencia para trabajar los contactos profesionales ni para plantear un plan de marketing. En fin, así no vamos a obtener más clientes ni a aumentar la cifra de ventas.
—A ver, Dani… Toda la vida nuestros padres se apañaron y siempre hubo clientes. Hay que trabajar más horas y todo solucionado.
—¡Yo no voy a trabajar más horas ni a renunciar a mi tiempo personal más! Yo voy a buscar profesionales que me ayuden a hacer crecer mi negocio. No hay que invertir una millonada, Adrián, hay maneras de sacar mejor rendimiento para posicionar y potenciar nuestra marca. Pero no a cambio de estrés y frustración.
Y así se cerraba la carpintería que cuarenta años atrás habían abierto los padres de ambos.
Daniel siguió su instinto y emprendió en solitario. Evaluó las opciones, valoró los objetivos de su negocio e hizo la llamada que supondría el gran acierto de su nuevo negocio.
—¿Sí, hola, estoy llamando a la Fábrica de Historias de Esther Pina?
—¡La misma! Cuéntame y nos ponemos en marcha cuanto antes. Tienes una audiencia esperando descubrir tus palabras poderosas. ¡Hay muchos muebles que vender!
—Sí, Esther. Y mucha competencia.
A partir de ahí me puse manos a la obra.
Y algunos pasos más, hasta comenzar el proceso de potenciar su marca con copywriting y creación de historias poderosas (storytelling).
Mientras me dirigía al nuevo local de exposición de la calle Serrano que inauguraba Daniel con motivo de su tercer aniversario, leía en mi móvil una reseña que habían hecho a mi cliente en Artform.
Andaba despistada y de repente me choqué con un chico que corría despavorido mirando hacia atrás y chillando como un loco.
—¿A ti qué te pasa? –le grité sacándomelo de encima.
—Yo te conozco, … tú eres, ¡Esther! la copywriter, la contadora de historias.
No nos habíamos visto nunca, pero estaba segura de que ese joven era Adrián, el famoso excompañero de Daniel.
El muchacho estaba fuera de sí y no era un buen momento para hablar, pero le pasé mi contacto por si algún día quería que charláramos.
Después llegué al número 37 y descubrí el escaparate roto. Daniel me sonrió y le conté mi encuentro con su amigo.
—Es muy bueno, Esther. Si le echas una mano con la comunicación comercial podrá ver crecer su negocio y su frustración se convertirá en éxito, estoy seguro.
—Después de ver el éxito real de Daniel me gustaría probar lo del copywriting, ¿me va a costar mucho? —me preguntó apresurado en nuestra primera entrevista.
—Adrián. Vamos a empezar por hacer un autoconocimiento de tu negocio y después un estudio de tu cliente. Te costará esfuerzo y compromiso conmigo y contigo, eso sí. Lo demás, verás que es una inversión que nada tiene que ver con los anuncios de Chanel número 5. Buscaremos tus palabras poderosas que se convertirán en tu equipo de comerciales.
Después, nos quedamos los dos riendo y mi nuevo cliente aceptó la propuesta firmando ilusionado nuestro contrato.
Hoy hemos quedado para ir los tres juntos a la fiesta del cuarto aniversario de Carpintería Los Artistas.
Esta vez, Daniel ha preparado una concentración de montañeros. Sin músicos, sin botellas y sin frustraciones. Solo aire puro, pasos y palabras. Poderosas palabras.
Puede que haya alguna más, pero las que no fallan (enunciadas así o de otra manera) son:
terreno profesional te pasa igual con las marcas, los emprendedores y cómo no, con las empresas consolidadas de toda la vida.
Pero es cierto que cuando entras en tu oficina, o te pones en modo trabajo desde tu móvil u ordenador, te olvidas de que tu audiencia y tú estáis hechos de lo mismo: curiosidad y ganas de saber qué hay detrás de ti y de tu razón de ser.
Con esto tendrás mucho más ganado con tus usuarios que si le cuentas las mil y una teclas acerca de tu sofisticado producto o servicio.
Aún yendo más allá, piensa por qué agradeces tanto una llamada de tu mejor amiga, que la peluquera te cuente lo que le no te vas a creer que le pasó ayer a la María, o leer por azar (o no) alguna historia rápida en un post.
Precisamente estos son los momentos que te proporcionan ese “algo” que necesitas para romper tu abrumadora jornada laboral.
También está cansado de la rutina.
Desea salir de su día a día.
Busca conectarse con otras realidades.
Es un admirador nato de las verdades que le hacen emocionarse.
Que se sienta tan identificado con esa historia que ha visto en un vídeo, el podcast que le han pasado, o la newsletter que ha recibido, que su cerebro se ilumine y quiera quedarse hasta las tantas con esa marca.
¿Esa marca quieres ser tú?, ¿sabes cómo llegar a su cerebro para se ilumine gracias a lo que le cuentes sobre tu historia de marca, de vida, la de tus vecinos (competencia) y otras verdades más que tengas para confesar?
Deja de inventar trivialidades marcianas y cuéntale a tu audiencia una historia que sea auténtica, creíble y efectiva para ti y para ellos. Sorpréndelos y aplica el principio de las 3 C´s:
Tu audiencia en tus clientes.
y conversar y conectar con tu cliente
Como Copywriter, soy una storyteller de raíces, especialista en sacar los superpoderes de las historias cotidianas y ensalzar sus giros inesperados y su efecto wow.
A través de las técnicas de copywriting y storytelling, ayudo a marcas y emprendedores exigentes a conectar, conversar y convertir en clientes a su audiencia.
Como Escritora de relatos de ficción, tengo vocación por las historias con carácter, con autenticidad y con sorpresas.
Esto te interesa:
El primer objetivo de mi fábrica de historias es ayudarte a conseguir leads: esos clientes que están interesados en tu producto o servicio y que están en el punto de convertirse en tus clientes gracias a tu supermagneto.
Crear tu supermagneto
supone encontrar tu esencia
traducirla en palabras
las palabras en tu historia
y tu historia en la emoción que conecte con tu público